27 de enero

¿Es la composición en verso, como uno se ve inclinado a pensar en estos días, una cosa pasada que ha muerto de muerte natural para no resucitar jamás? Sólo si el Arte, en cada una de sus otras ramas, también está destinado a extinguirse. El verso es Arte aplicado al lenguaje de las palabras; es el habla hecha música; la más flexible y precisa expresión de pensamientos y sentimientos, vertida en hermosos poemas. El verso, por tanto, lo tengo por eterno; pero debería, como cualquier otro intento de Arte público, quedar en suspenso durante el tiempo presente. En una edad militante, cuando quienes tienen pensamientos y sentimientos que inculcar al mundo tienen ante sí una enorme cantidad de duro trabajo y muy poco tiempo para llevarlo a cabo, y cuando a quienes necesitan ser inculcados se le ha de decir de la manera más sencilla y directa posible qué es lo que pretenden quienes a ellos se dirigen (pues de otro modo no escucharían), sería una afectación perder el tiempo deteniéndose en la belleza de la forma a la hora de comunicar un mensaje. El camino más corto y directo es el mejor. La regeneración del mundo en su etapa presente es una cuestión que hay que llevarla como se lleva una empresa; y sería tan racional hacer cuentas o escribir facturas en verso, como intentar hacer en verso el trabajo de mejorar el género humano.
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29 de enero

Que el genio de nuestro siglo, a pesar de sus tendencias prosaicas, está capacitado y dotado para el Arte, es cosa probada por sus logros en el campo de la música. En esto, nuestra época ha superado a todas las anteriores. ¿Por qué entonces, ha fallado en todas las demás llamadas «Bellas Artes»? Porque la música, que suscita emociones más intensas que cualquier otro arte, lo hace yendo directamente a las fuentes del sentimiento, sin pasar por el pensamiento. Puede así alcanzar un alto grado de perfección sin ayuda del intelecto o, por lo menos, sólo con el que es necesario para dominar las técnicas de ése, lo mismo que de cualquier otro oficio. Esto no es verdad aplicado a las otras artes; para alcanzar la grandeza en cualquiera de ellas se requiere intelecto. Y en esta época, la gente de intelecto tiene otras cosas que hacer. En las épocas de grandes arquitectos, pintores, o escultores, éstos salieron de entre los hombres de mayor capacidad que su tiempo produjo. Leonardo fue un gran matemático y descubridor en el área de las ciencias; Rubens fue embajador; Miguel Ángel lo fue todo: poeta, diplomático, ingeniero militar, escultor y pintor. Todos ellos fueron, por sus vidas y circunstancias, obligados a ser hombres de gran estilo y habilidad práctica, como puede verse en la vida de un hombre como Benvenuto Cellini. Hombres así no abrazan ahora la carrera artística, ni siquiera en aquellos países en los que todavía se rinde honor a las llamadas «artes».
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11 de marzo

En sus grados más bajos, pensamiento y sentimiento son antagónicos; en sus grados más altos, se armonizan entre sí. Mucho pensamiento y poco sentimiento producen un voluptuoso mental que gasta su vida en el ejercicio intelectual por el ejercicio intelectual mismo. Mucho pensamiento y poco sentimiento es la materia de que están hechos el sectario y el fanático. Mucho sentimiento y mucho pensamiento producen el héroe o la heroína.
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22 de marzo

Quienes mantienen la teoría vulgar de que las mujeres no son iguales en intelecto a los hombres, a veces declaran con aire triunfal que los escritos de las mujeres no son originales. Lo mismo se dice de los escritores latinos, y por la misma razón. Los griegos habían escrito primero; y los romanos, al haber recibido de ellos toda su educación literaria, no pasaron de ser, siquiera hasta cierto punto, discípulos suyos. Pero si la civilización romana hubiese durado un poco más, las letras romanas habrían superado a quienes les habían servido de guía. De igual modo, la literatura escrita por mujeres es más reciente que la de los hombres. Al haber escrito los hombres, y bien, mucho antes que las mujeres escribieran nada, las mujeres, como es natural, siguieron al principio los viejos caminos que los hombres habían abierto, adoptando las opiniones de los hombres. Pero antes de que se tome esto como una falta de originalidad, debería saberse cuántos de los pensamientos más originales de los escritores de sexo masculino llegaron a ellos por sugerencia y estímulo de una mujer.
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7 de abril

La adoración al héroe, como Carlyle la llama, es sin duda una cosa excelente; pero debería ser, no la adoración a un héroe, sino a héroes. Todo aquel que se entrega a la guía de un hombre porque ese hombre resulta ser el mejor y más capaz que conoce, se convierte, en nueve de cada diez casos, en esclavo de algo engañoso en extremo: las tergiversaciones y prejuicios de un hombre listo. ¿Cuántos nombres merecidamente insignes hay en la historia, siguiendo implícitamente a los cuales sus contemporáneos se habrían conducido bien y sabiamente? Se necesita un héroe sabio para corregir a otro.

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