1 de noviembre de 2010
                                                                                                              
 

Estimado Señor Tintaya:



Sergio. Perdone, yo también interrumpiría la lectura si algún estúpido se dirigiese a mi persona usando la palabra "estimado" en su primer intento por comunicarse vía emial. Pero nada puedo hacer, ya hice uso y abuso del participio que -por inducción- es para mí un neologismo. ¿Neologismo? Si Sr. Tintaya, un neologismo para ahorrarnos el uso de palabras, ES-TI-MADO: "es usted amado"; o ES-TIMADO: "usted pertenece al grupo de los timados".

Necesito poner en claro una cosa; soy un tipo normal, como usted. Si le adjuntase mi foto o le invitase a visitarme no le quedarían dudas al respecto. Tengo la apariencia de un tipo muy normal. Llevo el cabello corto y peinado de forma normal, pantalón normal, camisa normal... Todo muy normal... No fue necesario esforzarme mucho para ser normal. Me enamoré de una mujer normal, ¿y sabe?, planeamos casarnos, así como usted normalmente piensa hacerlo... Ya se habrá dado cuenta de que quiero ser uno de sus amigos normales, de esos que le hablan de las noticias, de política, pero sucede algo poco normal... Sucede que "usted pertenece al grupo de los timados", sucede que su pareja lo está engañando. Yo no sé si eso sea normal, a mi no me parece normal, pero si eso a usted le parece normal disculpe, puede usted dejar de leer, ya no lo molestaré más.

Conozco al tipo con quien ella lo engaña. Como nosotros parece un tipo normal y no es mi enemigo, no, sigue siendo amigo mío, pero ¿sabe?, temo terminar ante los ojos de mis amistades en la situación que usted se encuentra. Mi novia es muy bonita, tal vez tan bonita como su novia. Perdón… sobre percepciones de gustos, como es normal, nada está escrito.

Quisiera ayudarle mi es-ti-ma-do. Hacer que pase del "usted pertenece al grupo de los timados" al "es usted amado". Lo aprecio. Lo aprecio en serio por el simple hecho de ser como yo, un tipo tan normal.

En su presente veo una situación que no quiero vivir. ¡Mierda! Esto solo nos pasa a los tipos normales, usted lo sabe, y eso no debería ser normal. Dicen que cuando se cierra una puerta se abren veinte, mi jefe lleva dos años diciendo que se jubilará y yo ocuparé su puesto, ¡Patrañas! El futuro como consuelo es para los anormales, para los que no aspiran a conformar un hogar, para los que solo apuntan a destruir familias, para los sin futuro. ¡Malditos mil veces malditos!

Remangue las mangas de su camisa. ¿Por qué? Voy a darle el nombre del tipo con quien su novia lo engaña. ¿Listo?

Le animo entonces a acudir a la oficina de Pizarro. ¡Si Pizarro!, su jefe en CONTEMPORANEO, la empresa en la que usted trabaja; quien le ha estado prometiendo jubilarse. La persona que se atreve a ofrecerle amistad, claro, si usted renuncia a Wara.

El mismo que escribe la presente y firma al pie mi estimado.

Atentamente,
Sergio Pizarro
Administrador Financiero
CONTEMPORANEO


PD: Lo crea o no, ante los ojos de los padres de Wara usted y yo somos iguales.




Publicado en laletralibre, Año 4, Nº 117, en septiembre de 2011.

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