Pisada trás pisada.
Débil eco
audible apenas.
Su sonido en plenitud
es atributo
de la otra orilla…

Aun la mirada
rescata corales
de los mares,
mas, la pisada
ya retumba en las rocas
de la distante orilla.

La humanidad
indiferente,
ciega,
sorda,
solo escucha el eco
de su pisada,
que es suyo, apenas
en fugaces relámpagos;
no su sonido
rotundo,
inevitable
que, en cúspide o en sima,
le aguarda en la otra orilla
definitivamente…

0 Comentarios:

Publicar un comentario