(01 DE JULIO DE 2014)
Son cuatro las secciones en que se divide este espacio, un sector de narrativa (el más amplio), otro de poesía (menos amplio), otro de ensayo (más amplio que el de poesía pero menos que el de narrativa), otro de ciencias sociales (más amplio que el de ensayo); cuatro que se hicieron seis, siete, ocho; cuatro de los que quedó una mescolanza con la anterior visita.
Es difícil mostrarse ordenado en un anaquel que apenas soporta la exposición de poco más de mil títulos (y se hace menos fácil todavía cuando son los visitantes que menos saben lo que quieren los que desordenan más). No siempre los libreros sabemos dónde está aquel libro que figura en nuestra base de datos, tampoco registramos todos los ingresos y salidas. Así es. Acepto que somos algo descuidados, pero la poca delicadeza que nos queda se hace manifiesta cada que tratamos de poner un libro en su lugar. Tomamos el libro con cuidado, levantamos la cabeza y, si la tentación no nos vence, dejamos el libro allí donde creemos que debe estar. No, no lo hacemos para aparentar un orden que no es tal. Sí, sí lo hacemos para abrirnos espacio y evitar tropezar con otro título que demande, sin pero que valga, atención y lectura inmediata.


(09 DE JULIO DE 2014)
Una pareja deja caer gotas de sopa sobre la mesa mientras intercala lo contenido en sus platos. Quieren enfriarla, me digo, pero no, lo que quieren hacer es restarle el picante a uno de los platos que deja caer gotas de sopa sobre la mesa. Todo esto sucede mientras yo, que acabo de ponerle una cuchara de ají a mi plato, levanto el brazo que sostiene el libro de Onetti y pido con urgencia un vaso de refresco.

(29 DE JULIO DE 2014)
Daniel Averanga me pregunta, entre otras cosas, por qué escribo. Y yo le respondo cualquier cosa. Él se va y es entonces que escribo esto para decir lo que callo: escribo para corregirme y retractarme en el recuerdo porque, lejos de preguntas, soy de los que tienen qué decir cuando ya no importa, soy de los que piensan su respuesta estando solos. Luego me recrimino y me llamo idiota por no hallar más que este párrafo que me toma por sorpresa, pero es párrafo al fin y, eso, eso ya es algo.

(02 DE AGOSTO DE 2014)
(en la 19ª Feria Internacional del Libro La Paz)
Ella: ¿Eres el editor de la editorial?
Yo: Sólo soy librero.
Ella: ¿No querrás leer mi novela y recomendársela si te gusta?
Yo: La verdad no laburo acá, apenas estoy cuidando el lugar mientras traen mi cambio.
Ella (yéndose): ¡Bah!
 


(05 DE AGOSTO DE 2014)
(en la 19ª Feria Internacional del Libro La Paz)
Cada que se aproxima un feriado nacional, más de un chofer y más de un coche desaparecen. Abro el libro de turno, pero no paso el primer párrafo, la primera página. Las avenidas principales están intransitables y las calles más próximas han sido cerradas. La gente que viste saco, corbata y escarapela tampoco es complaciente conmigo; cruzo a la vereda del frente mientras puedo y avanzo al ritmo del bombo que marca el paso mío y de los demás. Noto que los estudiantes de la UPEA que desfilan llevan el mismo traje (¿diseñado y hecho por el mismo sastre?). Subo por cuarta vez a un vehículo sabiéndome lejos de una ciudad y cerca de otra. Llego a las 14:00 al campo ferial, hay poca gente circulando mientras Fernando Barrientos espera mi llegada. Tres libros se venden por sí solos. Dos estamos intercambiando anécdotas hasta que un visitante nos interrumpe, pregunta, consulta, quiere que le digamos el significado de la palabra PERDULARIO... Y sí, es cierto, desconocemos el significado de tal hasta abierto el navegador y luego de buscar "definición de perdulario" en google. Contento, pero sin comprarnos nada, el visitante se despide, se va. Nosotros, Fernando y yo, esperamos.

(07 DE AGOSTO DE 2014)
(en la 19ª Feria Internacional del Libro La Paz)
El Campo Ferial tembló mientras miles de bolivianos entraban y otro tanto, asustados, salían. Paola Bacherer fue una de ellas, pero yo no sentí nada hasta llegado el momento de hacer cuentas y entregar el dinero, entonces me preocupé, y lo hice porque la suma de la tabla de excel no coincidía con el monto reunido en mis manos. Minutos antes anuncié que habíamos superado la meta del día, pero ahora yo estaba revisando cajas, libros, bolso y piso hasta que Paola me dijo que revise si hice bien la suma, cosa que hice, cosa que me devolvió la calma. Fernando Barrientos, no pudiendo llorar, reía, Paola reía, yo reía, pero era la risa de aquellos que creyendo haber cumplido una meta se resignan frente al resultado. Camino a casa, Nicolás Goszi buscaba en sus bolsillos un papel, no lo encontraría, no lo encontró. Reconforta saberlo: No soy el único descuidado. 

(26 DE AGOSTO DE 2014)
Cada cierto tiempo se cumplen cincuenta años de la publicación de un libro o el centenario de algún escritor. Es entonces que los libreros se limitan a ser cajeros. Llega la misma pregunta a la que sólo se puede responder con un SÍ o NO. No falta el visitante que, libro en mano, luce como su "escritor favorito", como su "personaje favorito". Y tú luces poco impresionado porque, simplemente, está volviendo a suceder.
Y sucede que los personajes de una novela pueden ser memorables, mas no peligrosos. Peligrosos son los lectores que imitan a ciertos personajes creyendo que así pueden despertar nuestra ternura o admiración, pero lo único que hacen es el ridículo (y tú con ellos, tú con ellos porque, quieras aceptarlo o no, vives de ello).
 


(10 DE SEPTIEMBRE DE 2014) 
Apenas la vi supe que no sería la última vez que me pediría rebaja.

(19 DE SEPTIEMBRE DE 2014)
Le presté dinero a alguien que no conozco (según él: es de Sorata y, en síntesis, lo cogotearon; según yo: interrumpió mi lectura, la lectura del libro "La máscara de piedra" de Fernando Montes Ruiz). Me dijo, sin lágrimas de por medio, que fue en vano a la Tribuna Libre del Pueblo y pensaba ir al Defensor del Pueblo (en un principio me pidió la dirección y, suponiendo que tal siga sobre la Ecuador, se la di).
Sí, ya sé, soy un boludo. Y no, al menos hoy no voy a prestarle dinero a nadie más. 


(25 DE SEPTIEMBRE DE 2014)
No trates como Biblia de Gütenberg a quien te trata como a publicación de Toribio Anyarin Injante.

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