"Lástima no poder hacer correcciones y modificaciones más allá de lo ortográfico y lo semántico" dijo mi editor. Intenté el derecho a réplica. Pero solo recibí por respuesta un "¡Ahorre sus palabras señor escritor!", desde aquel entonces no volví a transferir mi mundo jugando con letras y espacios. Hoy, heme aquí, mandando tal decisión a la mierda, y mascullando contra el único tipo inconsecuente al que nunca podré darle en forma correcta la mano, yo.
Doy demasiada importancia a los personajes ficticios. Uno de ellos es el referido editor que no existe, o que más bien existiría si alguien lo tomase en cuenta en la elaboración de una novela alegando su autoría. Mmmm, darle importancia a personajes ficticios ¿Cómo no hacerlo? ¿Cómo no darles importancia cuando son ellos los únicos que perduran en el tiempo gracias a la memoria de algunos seres fugaces de carne y hueso? ¿Cómo no darles importancia siendo que sus creadores están muertos y no tienen otra forma de hablarte de su creación? ¿Cómo no darles importancia si les otorgaste más de una hora de tu tiempo mientras leías al producto del disciplinado trabajo o de los espasmos de inspiración de un escritor? ¡¿Cómo?!
Aclaración: No estoy loco. No -el segundo "No" tiene como fin didáctico enfatizar en lo declarado-.
Vivimos en un mundo que es el resultado de la suma o resta de lo que somos, lo que decimos que somos y lo que los demás perciben que somos. Yo vivo por ejemplo en una ciudad llamada La Paz, una ciudad en que desde su nombre, es ficción.
Nunca tuve editor, nunca me puse por objetivo solo escribir y por ello me sorprendo cada vez que me hallo al lado de alguien -o a algo que me recuerda a alguien- diciéndome "¿Escribes? No sabía que eras escritor". Me sorprendo porque a cada cosa debe llamarsele por su nombre, pero ¿y que hacer cuando no hay nombre para lo que haces? 1. Explicarte de la mejor manera posible. 2.Oír si el otro no tiene intención de callar, luego escuchar si conviene, y más tarde antes de abandonar tu asiento decir "gracias por haberme hecho perder el tiempo". Si. Si, querido lector, y si no te parece puedes cerrar esta ventana o tu navegador guiado por ese sentimiento de rechazo ante mi falta de tacto.
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Mmmm, se nota que no tienes nada que hacer para después de haber meditado continuar con tu lectura.
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¿Punto final?

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