Una crítica proveniente de alguien que no tiene ni la talla, ni los conocimientos metodológicos para hacer tal, puede interpretarse:

- Como un acto desatinado
- Como una provocación fruto del resentimiento.

La presente, querido lector, si, puede ser una acto desatinado, pero no una provocación fruto del resentimiento, no.

A mediados de este año, 2010, compré "Eva y los espejos" a su autor, Rodrigo Urquiola, quien en anteriores ocasiones visitó mi qhatu librero situado en el pasaje Marina Nuñez del Prado en la ciudad de La Paz; pero prometí además a Rodrigo, que después de leerlo, le haría llegar mis impresiones de forma escrita. Ese el leitmotiv del presente texto.

No voy a hacer una sinopsis de cada uno de los cuentos que componen a "Eva y los Espejos", Willmer Urrelo ya se ocupó de tal tarea.

No pude leer "Eva y los espejos" de un tirón, me tomó un sábado y un domingo. Por el orden en que se encuentran los cuentos fácilmente podía haber dejado el libro; por lo general dejo de leer una obra literaria si hasta la página 40 no ha despertado mi interés. Grave error hubiese sido el proceder como acostumbro, ya que con el avanzar de sus páginas mi opinión respecto al libro fue cambiando.

Si hay algo que caracteriza a casi todos personajes en los cuentos de Rodrigo Urquiola son la ausencia de una figura paterna o materna; o no se conoció al padre o la madre, o uno de los dos está muerto, o nunca se derribaron los linderos que impiden el establecimiento de una relación afectiva. Son personajes tristes, decadentes, personajes esperando en el limbo, en espera de una respuesta, en espera de un final. Son personajes con problemas cotidianos, problemas existenciales. Personajes normales en mundos fantásticos. Gente común y corriente en medio de dos espejos que se miran frente a frente, reflejos, un mundo que está dentro de otro, y éste está dentro de otro, y éste está...

De los trece cuentos incluidos en el libro, seis me gustaron, y dos me gustaron mucho. Los seis cuentos que me gustaron fueron "Los caminos cerrados", "Viaje a las penumbras", "La puerta cerrada", "Ahora que estás junto a mi", "La distancia y la nada", "Eva y los espejos". Los cuentos que me gustaron mucho "Eva y los espejos" y "Ahora que estás junto a mi", éste último, debo confesarlo, ¡para mi es hermoso!, es el cuento que llevo años queriendo escribir, pero ya ven Rodrigo me ganó.

La narrativa de los siete cuentos que no me gustaron me sabe a un discurso reiterativo, una proporción de 60% relleno y 40% contenido. Tal vez porque Rodrigo es de esos narradores que se explayan como los clásicos, de manera ceremoniosa, es de aquellos que se toman su tiempo. Tal vez si, tal vez no.

No he podido clasificar a Rodrigo Urquiola, ¡y juro que lo he intentado! Lo que es si, recordé a "El agujero en la pared" de Rubem Fonseca, a "Artificios" y "El libro de arena" de Jorge Luis Borges gracias a los cuentos que me gustaron de "Eva y los espejos".

Los cuentos de Rodrigo Urquiola son como laberintos; por gracia divina se nos ha permitido ser espectadores, cómodamente sentados y a cientos de pies de altura. Eso, hasta que en alguno de sus cuentos el narrador pasa de la tercera a la primera persona.

¿Un puntaje? Tomando en cuenta argumento, estilo y personajes: cuatro eÑes sobre cinco.

¿A qué esperas para leerlo? Yo ya lo hice, y ando esperando a su segundo libro.

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