El miércoles 17 de noviembre del 2010, se presentó en la Cinemateca Boliviana el libro "Gritos Demenciales", compilación de cuentos de terror realizada por Daniel Averanga y William Camacho. Mi presencia, entre otras cosas, se debió a la invitación de Daniel, quién incluyó en la antología a un cuento mío, "Bajo presión a los veinte años".

Ni bien tuve "Gritos demenciales" terminé sorprendido al ver a Adolfo Cárdenas Franco, Homero Carvalho Oliva, Jaime Nisttahuz, Edmundo Paz Soldán, Guillermo Augusto Ruiz y Manuel Vargas incluidos dentro la antología, esto por la trayectoria a nivel nacional, y en algunos casos mundial de dichos escritores.

Pasando por sus páginas mi estado de ánimo cambió como siempre; aburrido-indiferente-impresionado.

A la fecha, no he leído muchos cuentos de terror, a más algunos de Edgar Allan Poe, Roald Dahl, Anton Chéjov, Carlos Fuentes y Mempo Giardinelli. También he encontrado al terror dentro algunas novelas pero solo como recurso.

En la presentación de "Gritos demenciales" gracias a Mauricio Rodriguez y Daniel Averanga me dí cuenta de lo desdeñada que es la literatura de este tipo en el país, y eso que morbo es lo que menos nos falta, pero nada, es morbo es de otro tipo. En Bolivia, la coyuntura sociopolítica y socioeconómica y los problemas de cada hogar impiden la atención a este tipo de literatura, y peor aún, a la literatura en general.

El libro ha sido dividido, de forma muy acertada, en tres partes. "Primera parte: Lo terrenal", "Segunda parte: El umbral", "Tercera parte: Lo sobrenatural". Dato que sirve para retornar a lo comunicado en el anterior párrafo. ¿Será que el boliviano es tan terrenal? No queda más que inclinarme ante esta posibilidad, y más aún cuando encuentro quince relatos en la "Primera parte: Lo terrenal" de "Gritos Demenciales" y no más de diez en la segunda y ocho en la tercera.

Reacciones histéricas que terminan en actos delictivos, locura descubierta a destiempo, interpretaciones de la realidad, un futuro probable y a la vez incierto; eso es lo que uno puede encontrar en la "Primera Parte: El umbral" de "Gritos demenciales".

Encuentros momentaneos con hechos incomprensibles que transforman vidas, finales abiertos, el mito de Sísifo; eso pude encontrar en la "Segunda Parte: El umbral".

Mundos paralelos, mitos rurales, recuerdos que atormentan, íncubos, fantasmas, vida en la muerte y canibalismo; eso encontrarás en la "Tercera Parte: Lo sobrenatural".

Estilos para todos los gustos, la más grande limitante para opinar como lector respecto a la antología, variedad también en la capacidad de los escritores para comunicar algo. Sin embargo, eso no fue impedimento para descubrir y redescubrir a escritores, ésto para buscar sus libros y comprarlos o para esperar a por futuras publicaciones.

De los treinta y tres relatos de "Gritos demenciales" me gustaron once.: "Números aleatorios" de Ayda Ruth Carrillo, "Atisbo acusatorio" de Mitsuko Shimose, "Rendez-vous" de Gillermo Augusto Ruiz, "Sobre la comida en el mundo" de Fabricio Callapa, "Hoy Fricasé hoy" de Adolfo Cárdenas, "Sin título" de Ludwing Mamani, "Final de un espejo" de Jaime Nisttahuz, "A quien corresponda" de Willy Camacho, "El valiente" de Manuel Vargas, "Terror Vacui" de Cecilia Romero y "Encrucijada" de Manuel Vargas.

De los once que me gustaron. Me fascinaron -que da miedo- seis cuentos:

"Números aleatorios" de Ayda Ruth Carrillo. Obedecer al pie de la letra el deseo de todo hombre pero con un toque de interpretación personal. Matar al nuevo hombre para dar vida al viejo. Simplemente ¡genial!

"Rendez-vous" de Gillermo Augusto Ruiz. Dejar para el final el hecho de que eres un migrante, que no solo los europeos son perseguidos en Europa por lo diabólico, de que el diablo también es omniprescente.

"Hoy Fricasé hoy" de Adolfo Cárdenas. Un clásico escrito en 1980 que nos recuerda una cosa, la intensidad con la que siente la mujer de pollera, la chola paceña no perdona.

"A quien corresponda" de Willy Camacho. Un cuento que es prácticamente una Cinta de Möebus. Dicen que hay libros malditos, en este caso hablamos de es una carta maldita. Simplemente ¡genial!

"El valiente" de Manuel Vargas. "¡Quiero saber lo que es un alma!". Pero por andar bebido jamás pudo saber si su deseo fue atendido "Ahora voy a saber cómo se come esto". Simplemente ¡genial!

"Terror Vacui" de Cecilia Romero. La delgada línea entre la teoría y la práctica. Simplemente ¡genial!

¿Un puntaje? Cuatro eÑes sobre cinco, tomando en cuenta la combinación escritores noveles y reconocidos, argumentos de cada cuento, el trabajo de edición, estilos y personajes.

Es difícil sonar imparcial, cuando eres parte de algo. Pero igual me arriesgo. ¡Adquiéranlo!

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