¡Disculpe!
Niéguese a seguir el ejemplo
de éste que no la disculpa,
ni la la perdona.

¿Disculpe?, si hablase usted más fuerte...
En serio. ¡NO! ¡LE! ¡OI-GO!
Será mejor redefinir papeles
emisor o remitente, destinatario o receptor.

—...

Mire a lo que usted me ha obligado.
A tomar medidas drásticas.
A delimitar nuestras distancias
en kilómetros, no en palabras.

—...

Disculpe, lo sé, me he tomado demasiadas libertades
al escribir en la servilleta que encontró sobre su mesa.
Excúseme también el solecismo, la impropiedad,
el pleonasmo y la redundancia.

Disculpe...
parece que la estoy interrumpiendo
que ¡no volteará el rostro,
ni se quitará los auriculares!

—...

Mire a lo que usted me ha obligado.
A dejar de interpretar sus silencios.
A retomar la rutina,
al chantaje emocional.

—...

Dispense pero...
la presente tiene por objeto notificarle
que me gano la vida escribiendo.
Así que por favor, mientras regreso, vaya abriendo su billetera.

0 Comentarios:

Publicar un comentario