Una tras otra, ventanas se abren sin mi
consentimiento; sucede casi a diario. Sucede que no me siento a gusto, casi a
diario, así, sucesivamente, como en los fotogramas de las cintas de Andy Warhol,
en los que aparece y no Edie Sedgwick (con y sin su consentimiento). Cierro las
ventanas y giro mi cuerpo, miro el televisor que está allí encendido, allí,
quince/veinte años antes del momento en que cierro las ventanas y giro mi
cuerpo.
Quince/veinte años antes, Warhol y Sedgwick eran,
entonces, menos familiares para mí que Adolfo Paco, Pato Patiño y el
Cosquillas; menos que Pepe Córdoba, Jorge Eduardo, Gastón Sosa, Silvina y
Mónica Ergueta (haciendo playback); menos
que la Papaya Salvietti,
los helados Panda y el Yupi en las canchas de fútbol; menos que el Aji-No-Moto
y el Ají Sibarita (el de la negrita). Y es que mis recuerdos se sobreponen, como
en un collage, así, coloridos, semitransparentes, uno sobre otro, uno sobre
otro… Uno sobre otro, hasta formar un Arroz a la Valenciana que sabe a
muchas cosas, pero sobre todo a, eso, Arroz a la Valenciana.
Diez/quince años antes, ingresé por
primera vez a una discoteca llamada Bananas;
localizada en la Avenida Franco
Valle de la ciudad de El Alto. Recuerdo que era durante una matiné; recuerdo
que sólo me vendieron soda transnacional y un boleto de ingreso; recuerdo que
ninguna de mis compañeras de curso quiso bailar conmigo; recuerdo que sonaban
Fey y Proyecto Uno, Ilegales y Fulanito; recuerdo que no fui ni populista ni
popular; recuerdo, recuerdo que, a mi regreso de Sorata, el 1 de enero del 2013
recordé todo esto y lo recordé porque en la puerta de ingreso de una de las
tantas discotecas, que están alrededor de la Garita de Lima, había música y decía: “Matiné”.
Refuerzo los pocos, y olvidables, y
pocos, recuerdos que quedan de mi adolescencia. Refuerzo mis recuerdos como las
agrupaciones de Pop refuerzan los estribillos y los ritmos de sus canciones. Lucho
contra lo inmediato con lo inmediato, con lo repetitivo, breve y claro; con
aquello que, lastimosamente, entretiene y abre una puerta de escape.
Salgo.
Vuelvo a salir para volver a salir.
Me hago de recuerdos que desplazan y son desplazados
por lo inmediato, lo repetitivo, breve y claro; por lo que sucede, sucesivamente,
sin dejarnos respirar; por lo urgente más que por lo importante; por lo que era
para ayer (hoy en día nada es para hoy, nada es para mañana).
Cinco/diez años antes, me siento nuevamente
adolescente, en un planeta adolescente, poco elaborado y con algo de tiempo
extra comprado. Y siento que esto no va a durar, que en horas más volveré a
enfrentarme con la madurez, aunque... Madurar no es cuestión de asumir
responsabilidades, es cuestión de desligarnos de ellas, de bajar la cabeza y
resignarnos a los hechos (una y otra vez, como en el Pop).
Me siento nuevamente adolescente, en un planeta
adolescente, poco elaborado. Adolezco de algo, de paciencia y de música de
cámara, por ejemplo. Me quedo como la rosa de Gertrude Stein: Rose is a rose, is a rose, is a rose.
Cero/cinco años antes, Nick Hornby y su snobismo
musical vienen a mi mente, su lista de listas, su lista de listas de listas…
Reflejos de la
Generación METAtodo. ¡A la mierda con lo METAtodo!
Con actitud de rockero, gustos folklóricos y pinta de
cumbierito, recuerdo los cassettes que compré para Samanta, mi primera novia, recuerdo
los discos que compré para otras mujeres que no se llamaron Samanta. Lo
recuerdo, mientras, en algún lugar más triste que el presente, suena de fondo “Casita
de Pobres” de Poblibo Mayorga o, sí no es de su agrado, “Popart” de Vadik
Barrón:
Frunis,
diazepam, champagne
Porro a
media tarde
Te preguntas
¿cómo estás?
Vos dices
¿quién sabe?
Meses/días antes, abro los ojos y, molesto por la luz
artificial, apago el televisor y giro mi cuerpo, cierro las ventanas aún
sabiendo que tarde o temprano se volverán a abrir… tarde o temprano se volverán
a abrir para mostrar, o no, avisos publicitarios de forma intrusiva.
Salgo a la calle. Compro una vida para revenderla…
Días/horas antes, camino, me río de lo popular.
Camino vulgar.
Todos los caminos conducen a Todos los caminos.
Publicado en PuntoAparte, Nro.5: Pop, en febrero de 2013.
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