DENTRO, a treinta centímetros de sentir el impacto en sus labios, notó la presencia de líneas verticales y horizontales; ranuras rellenas que separan a los azulejos de los intersticios.  Trató, a los veinte, de descifrar lo que otro dejó allí escrito. A los diez leyó en letras color carmín El beso de la mujer araña; título que le recordó a alguien que no era precisamente Manuel Puig. Cero, cero es la forma que tiene la mira, el objetivo, el retículo y el blanco, el punto que separa lo positivo de lo negativo, que da origen a todo y por eso mismo carece de vacuidad.
Algo ha acontecido.
Es el sonido que producen los zapatos cuando entran en contacto con el suelo, es el sonido que nos obliga a reconocer que… Algo ha acontecido.
Los compañeros de la habitación, que más tarde será una celda, acuden precipitadamente y precipitadamente se quedan. El grifo del lavamanos no es cerrado, y no será cerrado sino después de veintidós minutos.
Hay quienes después de correr la cremallera van tras del agresor, quienes tras del agredido, esperan hacer su buena obra/faena del día. Repitiendo un patrón; igual que ayer, igual que mañana. En partes equitativas, pero desiguales, sempiternas serpentinas y mixturas se tiñen/destiñen, hacen contacto y no con el agua.
Algo ha acontecido.

FUERA, no, no es un enigma. Todo el mundo tiene una versión de lo acontecido. Cada uno quiere contar, y no, más de lo que ha visto. El momento de escuchar/dar explicaciones ha llegado, es decir, el momento de las interpretaciones ha llegado; eso, si la música de orquesta, el médico, la policía y el señor que se cree escritor nos lo permiten, eso, si respetan un orden, si se callan.
—¡¿Harían/Podrían/Querrían hacer el favor de callarse?!
Hay preguntas que, antes de plantearse, se responden a sí mismas.

Lejos de la barbarie, del «lado más urbanizado de la ciudad», proyectan más de una película. El conductor de programa de televisión aplaude, se cree parte del público.

0 Comentarios:

Publicar un comentario