No sé hacer cosa otra que sucederme a diario
En afán de ver qué esconden los retales
Dejo lo vencido, papel de mingitorio
Me despacharás hecho espirales
De lo visto quedarán los vidrios
El suelo está presto, déjalos caer
Como manecillas amenazantes
Hora de comer, dormir, huir.
Lejos de boca viscosa, pendiente del vaso.
El sobrevivir de las hormigas, el tuyo,
Y el andar de esos que levantan glúteos,
Paran donde quieren, al compás de minibúses;
Yo me detengo, por si las anáforas.

Timbres y silbatos que no son míos
Todo se hace tan confuso lejos de casa
Cargo pertenencias, cada vez son menos,
y el reloj del centro de la ciudad que se ha orinado
y un pantalón que huele mal, pero me sostiene.
Acomodo flácidos de piel que desbordan las cinturas
LIBRE como el camión que espera dejos de carretera
Ocupable pañuelo sucedáneo de lágrima que no es tuya
Intermedio como este cuarto de burgués con queso
Sesos perdigados en la primera plana de crónica roja
Vomitiva, abundante y c(l)ara, cual silencio
Menstruando por mi nariz hecha eclipse, luna vieja:
Incompasible y redundante como los quiasmos.

0 Comentarios:

Publicar un comentario