Catálogo de semillas — tirarlo; Sport Illustrated — guardarlo; factura del teléfono, factura d la
luz, factura del gas — guardar, guardar, guardar. Al diablo. Aviso de renovación
de subscripción a Snoop — Tirarlo…
Joe Priddy
lo tiró, pero el sobre aterrizó cara arriba en equilibrio sobre el borde del
cesto de los papeles. Iba a darle un empujoncito para que cayera dentro cuando,
en la parte inferior izquierda leyó MENSAJE PERSONAL EN EL INTERIOR.
Personal, sí,
sí, pensó, recogiéndolo para leerlo.
Estimado Mr. Pridy:
No hemos
recibido todavía la renovación de su subscripción a SNOOP, la Revista de Vigilancia
Personal y Electrónica. Confiamos en que, habiendo sido fiel subscriptor
durante nueve meses, renueve ahora su subscripción a fin de que podamos seguir
enviándole SNOOP a MERRYDALE DRIVE, 19.
No hará falta
recordarle, Mr. Pridy, los constantes cambos que se producen en la tecnología y
las técnicas de vigilancia. Estamos seguros de que en su propia ciudad de
SIDEWHEEL, NUEVA YORK, habrá comprobado usted las consecuencias con sus propios
ojos. De modo que manténgase al día en materia de vigilancia. Mr. Pridy, enviándonos
ONCE DOLARES NOVENTA Y CINCO CENTAVOS hoy mismo en el sobre franqueado que le
adjuntamos. Una persona como usted, dedicada (o interesada) a la aplicación de
la ley, no puede permitirse el lujo de prescindir de SNOOP, MR. PRIDY.
Le
saluda atentamente,
David
Michaelson,
Director de
subscripciones.
POSTDATA: Si prefiere no renovar
la subscripción, MR. PRIDY, ¿tendría la bondad de dedicarnos un momento de su
tiempo y decirnos la razón, utilizando el sobre franqueado que le adjuntamos? Muchas
gracias, MR. PRIDY.
Joe meneó
la cabeza. ¿A quién piensan que le están tomando el pelo? «Pridy —se dijo para
sus adentros—. Por Dios.»
Hank, el
hermano de Mary, le había regalado a Joe una subscripción a SNOOP como regalo
de cumpleaños.
—Nada, una
broma —le dijo, guiñándole lascivamente un ojo.
Aludía con
esto a la noche en que él y Hank habían visto desnudarse a la chica de Quincy
en el apartamento del otro lado del patio con los gemelos de Joe. Hizo falta
mucha imaginación para satisfacer la curiosidad que Mary sintió por la broma de
Hank, y a Joe le fastidiaba todavía cada vez que se encontraba SNOOP en el buzón.
¿Y ahora, encima, querían que renovase la subscripción?
Iba a tirar
de nuevo la carta cuando pensó en la posdata «Díganos la razón.» A lo mejor se
decidí a hacerlo. Así se quitaría de encima todo el malestar que le causaba
SNOOP y de paso les diría la opinión que le merecía su «mensaje personal».
Estimado MR. MICHELSON:
He decidido no
renovar mi subscripción a SNOOP después de haberlo recibido durante NUEVE MESES
porque estoy harto de mensajes computarizados que tratan de pasar por mensajes
personales. Preferiría, con mucho, recibir una petición sincera dirigida a «Querido
subscriptor» que esa basura falsa y presuntuosa que constantemente llega al buzón
de mi casa. De modo que hagámonos un favor mutuo y no me envíe más avisos de
renovación de subscripción a MERRYDALE DRIVE, 19, en mi bella ciudad de
SIDEWHEEL, NUEVA YORK. ¿OK?
POSTDATA: es Priddy, no Pridy.
Haga el favor de enseñarle ortografía a su computadora.
Joe Sacó la
hoja de la máquina de escribir y la metió en el sobre franqueado.
Dos semanas
después recibió otro aviso de renovación de subscripción. Como la vez anterior,
en el sobre ponía MENSAJE PERSONAL EN EL INTERIOR. Ya iba a tirarlo cuando notó
que esta vez su nombre estaba correctamente escrito.
«Vaya,
hombre, algo es algo», murmuró sentándose en el sofá con Mary, y abriendo el
sobre. ¿Es que habrán contestado a la carta?, se preguntó.
Estimado MR. PRIDDY:
Vaya, otra
vez escrito con ordenador… Pero al menos el apellido está bien puesto.
Hemos recibido
su reciente carta y sentimos mucho que haya tomado la decisión de no renovar su
subscripción a SNOOP, la
Revista de Vigilancia Personal y Electrónica. Esperamos, sin
embargo, que cambie de opinión, porque, si se decir ahora a renovar su
subscripción al precio reducido de CUATROCIENTOS VEINTISIETE DOLARES, OCHENTA Y
CINCO CENTAVOS por los nueve números siguientes,
¿Cuatrocientos veintisiete dólares ochenta y
cinco centavos?, pero ¿no eran once noventa y cinco?
nos será posible seguir enviándole
su subscripción ininterrumpida y, con ella, las últimas novedades y actualidad
en cuestión de tecnología y técnicas de vigilancia. Y hoy en día, MR. PRIDDY,
esta información no debiera ser echada en saco roto. Podrá conocer técnicas
semejantes a las que condujeron a los funcionarios de la policía de Nueva York
a dar con el mayor botín de heroína de la historia, o por las que miembros del
FBI supieron de un plan para derrocar por la fuerza al gobierno de Montana; o
las que nos pusieron a nosotros al corriente de sus relaciones con RAYETTE
SQUIRES durante cuatro meses.
¿Có…? Joe
notó que el rostro se le quedaba exangüe.
Recibirá también
consejos sobre vigilancia fotográfica, y aprenderá técnicas que le permitirán
igualar la de la foto de dos por dos que adjuntamos, donde se les ve a usted y
a MISS SQUIRES en el SIDEWHEEL MOTEL de la bella ciudad de SIDEWHEEL, NUEVA
YORK.
Joe pescó
el sobre, que descansaba peligrosamente cercano al McCall de Mary, Miró lo más cautamente que pudo en su interior y
allí, entre la fina hoja de papel y el sobre d respuesta, vio una foto en color
bien iluminada de él y Rayette en comprometedora y fatigante postura. Su mujer
levantó la vista al oír su agudo gemido, pero él cerro de golpe el sobre,
riendo débilmente y terminando de leer la carta.
Sinceramente
esperamos, MR. PRIDDY, que se reintegre usted a la familia de subscriptores informados
enviándonos lo antes posible un cheque por el valor de CUATROCIENTOS
VEINTISIETE DÓLARES, OCENTA Y CINCO CENTAVOS. ¿En un plazo de diez días, por
ejemplo?
Le
saluda atentamente,
David
Michaelson,
Director
de subscripciones.
Joe se
levantó, sobre y carta bien cogidos en la mano, y fue al dormitorio. Sacó la
caja de zapatos donde escondía el dinero que había estado ahorrando a
hurtadillas para comprarse un motor fuera de borda; de este dinero Mary no tenía
la más remota sospecha.
Lo contó, y
vio que en total sumaba cuatrocientos veintiocho dólares y dos centavos. Lo que
necesitaba. Esta vez el sobre de la respuesta no venía franqueado.
0 Comentarios:
Publicar un comentario