Las tesis del biografismo nuevo pueden sintetizarse a través de las seis conferencias de André Maurois, publicadas en su libro "Aspects de la Biographie", en pocas recetas, que enumeraré en forma de otras tantas tesis:
                “1º Nadie nace héroe, sino que deviene héroe;
                “2º Sin embargo de devenir héroe, la vida de un héroe sigue un ritmo idéntico al que no lo es;
                “3º El ritmo de una vida — y de una biografía — es cronológico;
                “4º No hay momentos señeros, ni instantes cumbres, sino simples resultantes de procesos o explosiones de una personalidad reprimida, por lo cual el biógrafo debe ser un buen observador de la vida cotidiana, un buen historiógrafo y un no despreciable psicólogo;
                “5º No hay detalle perdido. Todo, lo más insignificante, lo más apreciable, lo antipoético, debe ser utilizado;
                “6º Cada vida tiene uno o varios leitmotivs. En “Disraeli”, Maurois destaca las flores, como Ludwig, en “Guillermo II”, la decoración fastuosa, como yo en mi “Don Manuel, las madreselvas, etc.;
                “7º El biógrafo debe agotar la documentación para olvidarla en el momento de producir, situándose, él, personalmente, en el papel del personaje, y haciéndole hablar como él mismo hubiera hablado en semejantes circunstancias, con idéntica ascendencia y en un medio igual”.
                Con estos sencillos preceptos — reductibles al primero— surge la biografía actual, que es más novela que historia, y por eso mismo es mucho más historia que la llamada historia.

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